La sintomatología clínica que acompaña a las parejas que padecen algún problema de fertilidad-esterilidad llega hasta niveles del 65%, un valor muy elevado para desestimarlo.
La llegada a la consulta de Medicina Reproductiva, viene signada por una carga emocional difícil de ocultar, parte del hecho de un deseo frustrado, una meta no conseguida y un proyecto de vida que no se sabe si se alcanzará. El sufrimiento psicológico es grande y muchas veces está acompañado de una dosis de silencio, que lo hace más pesado aun, en aquellas parejas que por múltiples razones ocultan su situación.
La sintomatología clínica que acompaña a las parejas que padecen algún problema de fertilidad-esterilidad llega hasta niveles del 65%, un valor muy elevado para desestimarlo. La ansiedad, la culpa, la depresión, la dificultad para manejar las presiones económicas, sociales y familiares están presentes y requieren atención. Asimismo los individuos que en el pasado han presentado algún desorden psicológico y se ven sometidos a procesos de reproducción asistida aumentan el riesgo de que reaparezcan las patologías anteriores.
La importancia de los factores psico-emocionales como causa de problemas reproductivos es poco conclusiva, pero en aquellos casos en que no existe una razón fisiológica para la esterilidad-infertilidad, se le atribuye un 5% de responsabilidad. Sin embargo, se conoce que los trastornos psiquiátricos pueden elevar este porcentaje de manera importante, por lo que valorar a las personas que se van a someter a tratamientos en esta área es fundamental, para proveer una visión clara e integral de la pareja y realizar las intervenciones psicológicas previas al tratamiento de ser necesarias.
Las demandas propias de un tratamiento de fertilidad afectan inevitablemente todo el entorno individual y de pareja, inmiscuyéndose y tomando por asalto la vida de los pacientes, la cual comienza a girar solo en torno a esta idea. Igualmente, los profesionales que se desempeñan en las unidades de reproducción asistida, sufren grandes presiones. Son vistos como salvadores de los dramas personales o familiares de quienes asisten a la consulta, así como responsables del éxito o fracaso de los tratamientos. Los niveles de ansiedad en estas unidades, generalmente es muy elevado y las intervenciones psicológicas realmente escasas, a pesar de que se ha demostrado la eficacia de este tipo de intervención en el aumento del bienestar psicológico y el control de variables emocionales.
La atención psicológica en las unidades de reproducción asistida permite al equipo médico trabajar en forma multidisciplinaria, interviniendo en cada una de las fases del proceso desde el inicio. La evaluación psicológica de la pareja o persona participante permite conocer el estado emocional, determinar sus herramientas o recursos y los riesgos de trastornos emocionales durante los meses de diagnóstico, al mismo tiempo que prepara a la pareja para hacer frente al proceso.
La asesoría o consultoría psicológica ayuda a los participantes a conseguir mejor calidad de vida, a lo largo de cada momento del tratamiento. Manejar las fuertes emociones relacionadas con las intervenciones facilita el paso de una fase a otra.
Atender la dinámica de la relación de pareja o de la mujer sola, permite valorar y fortalecer las habilidades personales para afrontar los efectos psicológicos y emocionales ocasionados por el proceso, así como la sexualidad relacionada con el mismo.
Centrar las relaciones entre los participantes con el equipo médico es fundamental. El manejo de los procedimientos, la terminología o lenguaje que se usa con los asistentes y el intercambio emocional existente debe cuidarse al extremo. Conservar los pies sobre la tierra y saber que se habla de probabilidades, elimina las falsas expectativas.
Preparar a los participantes, durante la espera de los resultados, para el éxito o el fallo es fundamental. El acompañamiento psicológico en esta fase, puede derivar en la permanencia dentro del tratamiento y en contar con mejores conductas de afrontamiento para las fases siguientes, ya sea que el resultado sea positivo o negativo.
En los casos de uso de donantes de gametos, la contención psicológica ayuda a elaborar la pérdida de no transmitir la carga genética, elaborando durante la intervención la simbolización del hijo, estimulando la aceptación de sí mismo y del bebé.
Finalmente, el equipo médico, igualmente se ve favorecido de la intervención psicológica, brindándole estrategias para afrontar el estrés resultante de los procesos y del manejo de pacientes con altas cargas emocionales. Desarrollar, la resiliencia suficiente e incorporar técnicas gerenciales en el manejo de la consulta pueden significar la diferencia entre los éxitos y los fracasos.
Psic. Zoraida Mendoza.